Los 133 cardenales electores de la Iglesia Católica ya están reunidos en la Capilla Sixtina, en el corazón del Vaticano, para dar inicio al cónclave que elegirá al nuevo Papa, el pontífice número 267 en la historia de la Iglesia, incluyendo a San Pedro, considerado el primer papa.
La elección requiere una mayoría cualificada: al menos dos tercios de los votos, lo que equivale a 89 sufragios o más. Aunque no existe un límite de tiempo establecido para la deliberación, en el último siglo la duración media de los cónclaves ha sido de tres días.
Como es tradición, la señal visible que anunciará al mundo la elección del nuevo Papa será el humo blanco que saldrá de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina. Hasta entonces, cada fumata negra indicará que aún no se ha alcanzado un consenso.
El nuevo pontífice asumirá la tarea de guiar a más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo, en un momento marcado por grandes desafíos globales, tensiones internas y la necesidad de renovación pastoral.
