En una comparecencia extraordinaria celebrada este sábado en la sede del PSOE en la calle Ferraz, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ofrecido una declaración cargada de autocrítica y contundencia política. Ante una sala repleta de medios de comunicación, el líder socialista asumió errores cometidos durante su mandato y lanzó un mensaje de defensa a la integridad de su partido.
“Pido perdón a todos los españoles. Me equivoqué al confiar en personas que no estaban a la altura del cargo. Asumo mi responsabilidad. En el PSOE hay gente honesta, que no mete la mano en la caja. No somos como el PP ni como Vox”, afirmó Sánchez, visiblemente serio.
El presidente también ratificó su decisión de no convocar elecciones anticipadas y aseguró que su Gobierno continuará hasta el final de la legislatura. Rechazó que su Ejecutivo esté en crisis y pidió a la oposición que, si considera que el Gobierno ha perdido la confianza parlamentaria, presente una moción de censura.
“Este Gobierno tiene una mayoría legítima. Quien diga lo contrario, que lo demuestre en el Congreso”, desafió.
Reestructuración en marcha
Durante la rueda de prensa, Sánchez también confirmó una reestructuración interna del PSOE, tras la reciente dimisión del secretario de Organización, Santos Cerdán, y la creciente presión por los últimos escándalos internos. Una dirección interina se hará cargo del partido hasta que el próximo Comité Federal, previsto para hoy mismo, defina los nuevos liderazgos.
Reacciones y contexto
Desde el Partido Popular y Vox, las declaraciones fueron recibidas con escepticismo. Fuentes del PP calificaron el acto de “maniobra de distracción”, mientras que desde Vox acusan a Sánchez de “utilizar la autocrítica como escudo para no asumir consecuencias políticas”.
No obstante, algunos analistas consideran que esta comparecencia puede marcar un punto de inflexión en la estrategia del presidente, que busca rearmar su liderazgo político y reforzar la imagen de un PSOE comprometido con la ética pública.