En una de las madrugadas más especiales para el pueblo canario, la imagen de Nuestra Señora del Pino, patrona de Gran Canaria, salió al pórtico de la Basílica de Teror a las 06:00 horas, recibiendo un saludo unánime y lleno de fe: “¡Buenos días, Madre!”.
Miles y miles de personas se congregaron frente al templo para darle los buenos días a la Virgen, en un acto cargado de emoción, recogimiento y devoción. Muchos llegaron tras horas de caminata desde distintos puntos de la isla, cumpliendo promesas, agradeciendo favores o simplemente reafirmando su fe y amor por la madre de todos los canarios.
El silencio que precedió su aparición fue sobrecogedor. Y cuando las puertas se abrieron y su imagen asomó, el murmullo emocionado se transformó en un aplauso contenido, en lágrimas discretas, en miradas que hablaban sin decir palabra. Un momento que eriza la piel cada año, incluso para quienes ya lo han vivido muchas veces.
Con el canto tradicional, el repique de las campanas y un cielo todavía estrellado sobre el casco histórico de Teror, comenzó así una jornada de fiesta, de tradición y de encuentro, que une a generaciones enteras en torno a su patrona.
El municipio, completamente engalanado, acoge durante el día una agenda repleta de actos religiosos, culturales y festivos. Pero sin duda, el instante más sagrado y esperado fue ese: el amanecer junto a la Virgen del Pino, cuando miles de gargantas le susurraron al unísono: “buenos días, Madre”.