La tarde de este lunes quedará marcada en la memoria de muchos vecinos de Telde. Un incendio, provocado por un cortocircuito, consumió parte del restaurante Catita, un local humilde y lleno de alma, construido con años de esfuerzo por su dueña, Tita.
Las llamas se propagaron rápidamente por el comedor, dejando tras de sí un escenario desolador: mesas quemadas, paredes ennegrecidas y un silencio pesado donde antes había risas y el tintineo de los platos. Para Tita, fue como ver arder su propio hogar.
Ella, una mujer sencilla, luchadora, que siempre ha abierto las puertas de su restaurante con una sonrisa, se enfrenta hoy al dolor de empezar de nuevo. Catita no solo era su negocio, era el sustento de cinco familias, y un punto de encuentro para el barrio.
Desde nuestro medio, queremos mandar todo nuestro cariño y fuerza a Tita. Sabemos que no hay palabras que consuelen este tipo de pérdidas, pero también sabemos que no está sola. Telde es una comunidad solidaria, y cuando una de las nuestras cae, todos estamos para ayudarla a levantarse.
Tita, estamos contigo. Y Catita volverá a brillar, porque los sueños que se hacen con amor y sacrificio no se apagan tan fácilmente.