El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha aprobado la retirada de la Medalla de Oro y el título de Hijo Adoptivo otorgados en su día al dictador Francisco Franco. La decisión, que fue respaldada por la mayoría de los grupos municipales, forma parte de las medidas de cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática y responde al compromiso de la ciudad con los valores de verdad, justicia y reparación.
La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Darias , ha manifestado que este acto «supone un paso firme en la reconciliación con quienes fueron víctimas de la represión franquista y sus descendientes».
Además, señaló que la retirada de estos honores es «un gesto simbólico pero necesario para avanzar hacia una sociedad más justa y que no olvide su pasado».
Una deuda con la historia
La concesión de la Medalla de Oro y el título de Hijo Adoptivo a Francisco Franco se remonta a los años de la dictadura, un período oscuro para la democracia española y para miles de familias canarias que sufrieron las consecuencias de la represión política. Con la aplicación de la Ley de Memoria Democrática, el consistorio ha querido subsanar una deuda pendiente con la historia, reconociendo así a las personas que fueron perseguidas y castigadas por defender sus ideales democráticos.
La Ley de Memoria Democrática, aprobada en obliga a todas las instituciones públicas a eliminar cualquier mención o símbolo de exaltación de la dictadura franquista, garantizando el reconocimiento y reparación de las víctimas. En este sentido, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria no solo ha retirado los honores a Franco, sino que también se ha comprometido a continuar impulsando políticas de memoria histórica, incluyendo el apoyo a la investigación y exhumación de fosas comunes, así como la dignificación de los espacios de la memoria.
Reacciones políticas y sociales
El anuncio ha generado diversas reacciones en el ámbito político. Mientras que los partidos de izquierda y organizaciones defensoras de la memoria histórica han aplaudido la medida, considerándola «un acto de justicia histórica», sectores conservadores han mostrado su disconformidad, calificando la decisión como «innecesaria» y «divisiva».
Por su parte, asociaciones de víctimas del franquismo han valorado positivamente la retirada de los honores a Franco, señalando que «es un reconocimiento moral que tardó en llegar, pero que contribuye a cerrar heridas abiertas durante décadas».
Con esta medida, Las Palmas de Gran Canaria se suma a otras ciudades que, en los últimos años, han tomado decisiones similares para adecuarse a la normativa de memoria histórica, en un esfuerzo conjunto por preservar la memoria democrática y asegurar que los errores del pasado no se repitan.
