La exposición incluye las tres fofos premiadas y otras 19 seleccionadas por el jurado de las 322 propuestas recibidas procedentes de Madrid, Barcelona, Valencia, País Vasco, Navarra, Andalucía y Aragón, así como de Argentina, Brasil, Venezuela, Italia, Portugal, Francia y Colombia. Una muestra representativa de la heterogénea fotografía actual que permanecerá expuesta al público en la Fortaleza hasta el 28 de julio y que se podrá visitar de lunes a viernes en horario de 10:00 a 14:00 horas, los sábados de 11:00 a 14:00 horas y el primer domingo de mes.
El jurado, integrado por Cayetana Hernández Cuyás, Ana Fernández, Tato Conçálvez, Ángel Luis Aldai y Mateo Kesselman destaca de la obra ganadora del primer premio que es “una imagen que nos ha trasladado a lugares olvidados con la fuerza del suspenso, con una perspectiva aérea que nos permite observar la agonía en la que terminó sus días como un barco que en mejores tiempos debió surcar las marismas”. Se trata de “una imagen llena de poesía que nos entrega una metáfora de la propia vida. Una fotografía que te hace pensar y sentir en la belleza, en la tristeza y en el silencio”. En definitiva, “una imagen cargada de emociones”.
Apasionado de la fotografía como medio de expresión desde muy temprana edad, Alejandro Carnicero Solanas comenzó a mirar a través de las lentes en 2008 e, influenciado por el éxodo rural y la decadencia de su pueblo natal, ha intentado hablar sobre la soledad y el abandono a través de las imágenes. Ha realizado multitud de exposiciones, tanto individuales como colectivas, y es ganador de diversos premios de fotografía, así como de varias medallas de la Confederación Española de Fotografía.
«TDAH» nace en Pensacola (Florida) como parte de los efectos del huracán Shally en el año 2021. En los días posteriores al huracán “todo era desorden en esta zona del norte de Florida”, explica el autor de la obra premiada. Como a menudo se les atribuye a las personas diagnosticadas con TDAH, esta fotografía “pretende ser un pensamiento desordenado, un recuerdo ecléctico mostrando complejidad a pesar de la composición sencilla”. Esta obra forma parte de una colección que muestra mediante fotografías los efectos de las tormentas y huracanes en las costas del Sureste de los EEUU.
Del segundo premio de esta décima primera edición del certamen, que lleva por título «Díptico 44» y corresponde a Xavier Ferrer Chust, el jurado resalta que su autor aplica “un valiente uso del lenguaje moderno coqueteando con la idea de repetición y variación”. Es una foto “con personalidad propia, como si el objeto se presentara sin rastro de la subjetividad del fotógrafo. Lo interesante en la similitud de las formas, cómo ambas se cohesionan a pesar de su antagonismo dando incluso un sentido al paso del tiempo, a la evolución y al desarrollo”. Para el jurado, “hay algo de antropológico con un toque de humor, la agricultura y la construcción, todo humano, todo con su alma”.
En cuanto a «Los olvidados», tercer premio a la fotografía y obra de Camilo José Peña Pérez, representa, según el jurado, “una imagen que oscila entre lo cómico, lo aterrador y lo tierno. Entre carnaval o demencia, con la fragilidad de un bebé y quizás la vergüenza de ni siquiera poder ser”. «Los olvidados», “título que por lo general apela a los pobres, a los más excluidos, a los sacados del circuito que impone la sociedad de los normales”, está para los responsables del fallo del premio, “llena de intencionalidad con una luz sobreexpuesta para no dejar nada escondido porque la sombra de lo que se quiere ocultar está bajo la bolsa que tapa un rostro que no siente el valor de mostrarse por el convencimiento de no poder ser nada…”.