La eliminación de la palmera canaria, símbolo de una de sus calles en El Calero Alto, representa un atentado urbanístico y medioambiental que nos invita a reflexionar sobre nuestro trato hacia las especies vegetales. Aunque situada en una pieza de suelo privada, ello no es óbice para “hacer de su capa un sayo”. Entendemos que el desarrollo del sector debe ser planificado, siendo crucial el considerar los elementos definitorios de la memoria y trama urbana que le dan identidad como núcleo diferenciado, respetar la palmera canaria ya retirada, junto con el antiguo pilar cercano a la acequia y cantonera de El Calero Alto, Son patrimonio intangible que hace que los lugareños sientan dañada su percepción tantos años mantenida, no teniendo justificación que un particular se atreva a retirarla de sus retinas y evocaciones.
En cuanto al pilar que estuvo funcionando hasta los años 70, usado ahora como lugar de conversación y descanso de personas mayores; es un elemento propiedad pública, como bien remarca en comunicación pública el cronista de la ciudad Antonio María González Padrón y tiene ficha abierta en la Carta Etnográfica de Gran Canaria por la FEDAC con código 09668. Procede por tanto la vigilancia y control del mismo en ejercicio de la labor de policía y control del patrimonio de todos y todas.
La palmera canaria (Phoenix canariensis) es un elemento de valor y tradición en nuestra cultura canaria más ancestral. Por lo tanto, debemos evitar cualquier atropello que desmejore su protección. Es necesario que cualquier proyecto sea público o privado tenga una sensibilidad especial, aun más cuando esté asociada a valores etnográficos o históricos que acrecienten su ya de por sí altísima calidad ambiental.
Que las servidumbres de un aparcamiento de venta de coches situado en el otro margen de la vía acaben con tan digno ejemplar de la flora canaria, en una carretera general de uso común y continuado nos sitúa en la indisciplina urbanística más simple y ramplona, o bien en la “vista gorda” a lo visible y demandado por los vecinos. Es necesario saber si Ayuntamiento de Telde y Cabildo de Gran Canaria tenían conocimiento de esta nefasta intervención, si existen autorizaciones e informe técnico para eliminar dicha palmera canaria, si se piensa seguir actuando sobre la parcela en cuestión y pueda peligrar el elemento etnográfico referenciado. Claridad y transparencia a las administraciones competentes, que muestren las autorizaciones y permisos emitidos a este concesionario de compra venta de vehículos usados.
Recordar que estamos ante un ejemplar singular de palmera canaria de gran porte, altura y de muchos años, que forma parte de la imagen de Telde, elemento que en las zonas urbanas del municipio va en disminución por el abandono de las tareas agrícolas y los diversos y múltiples aprovechamientos urbanísticos del territorio; promocionar sus cuidados y conservación se tienen que convertir en tarea básica y necesaria de administraciones y ciudadanía, por eso que cuando los vecinos se convierten en sus protectores nos alegra y anima a continuar su protección.
Nuestra esbelta palmera canaria que tanto la vemos en ajardinamientos a lo largo y ancho del planeta es una especie incluida en el Decreto 62/2006 de 16 de mayo, por el que se establecen medidas para favorecer la protección, conservación e identidad genética de la Phoenix canariensis.
Nos requiere el ser alerta de este tipo de comunicaciones por seguir teniendo la ilusión de un futuro más verde y sostenible y contribuir con nuestra tarea a conseguir una ciudad amiga de los árboles y de la vida.