Miles de personas colapsaron anoche los accesos al Estadio de Gran Canaria, donde el cantante grancanario Quevedo ofreció un esperado concierto que hizo vibrar a la capital.
Desde horas antes del inicio del espectáculo, el tráfico en los alrededores del estadio ubicado en el barrio de Siete Palmas comenzó a saturarse.
A medida que se acercaba la hora del concierto, la zona se convirtió en una auténtica trampa para conductores, con largas colas de coches, claxonazos, y calles completamente bloqueadas.
La Avenida Pintor Felo Monzón y otras vías principales fueron las más afectadas, y ni el refuerzo de la Policía Local ni el dispositivo especial de movilidad pudieron evitar el monumental atasco. “Esto no es un concierto, es una prueba de paciencia sobre ruedas”, bromeaba un asistente atrapado en la retención.