Su situación económica se deterioró hasta llegar, con el tiempo, a la insolvencia, tras sufrir un despido improcedente a causa de una lesión y ver reducidos drásticamente sus ingresos. En ese momento optó por contratar varios créditos rápidos, desconociendo los altos intereses y las condiciones a las que tendría que hacer frente.
Este hecho se agravó, posteriormente, cuando se separó de su mujer y, estando en paro, tuvo que hacer frente a la devolución de los créditos que había contraído y a nuevos gastos, como el alquiler de una vivienda, quedando en una situación muy vulnerable. Aunque con el tiempo logró un nuevo empleo, la deuda acumulada era tan alta que tuvo que recurrir, como última solución, a la justicia y a la Ley de Segunda Oportunidad para optar a un nuevo comienzo.
Según explican los gestores de Canarias Sin Deuda “este caso refleja la situación en la que se encuentran la gran mayoría de las personas que tienen que recurrir a la Ley de Segunda Oportunidad, cuando una situación sobrevenida impacta en su estabilidad económica y les conduce a una espiral de deuda, en su caso al impacto en su situación económica de su divorcio, se suma la pérdida del empleo”.
Además, el caso cumplía los requisitos que exige la ley, ya que se había previamente intentado llegar a un acuerdo con los acreedores sin éxito, por lo que este afectado por las deudas tuvo que declararse en concurso al encontrarse en situación de insolvencia. Finalmente, la justicia le ha permitido cancelar la totalidad de la deuda, permitiéndole recuperar su estabilidad económica.
El cliente de Canarias Sin Deuda explica que después de su divorcio se vio envuelto en una espiral de deudas con diferentes entidades financieras. “Me reclamaban todos los días para que pagara y tuve que entregarle la casa y el coche a mi ex mujer. Gracias a la Ley de Segunda Oportunidad ahora puedo seguir. Animo a las personas que estén pasando por una situación como la mía para que no duden en contactar y confiar. A mi me han ayudado mucho”, concluyó.