Néstor Martín-Fernández de la Torre se sumergía con cristales al otro lado de la Barra de Las Canteras. Lograba contemplar con otra mirada lo que ocultaba el mar más allá del arrecife. Era su modo de mirar la vida y el océano y así lo plasmó en la icónica serie pictórica ‘Poemas del Atlántico’. A ese océano y su indisociable relación con la isla le cantaron con fruición Tomás Morales, Alonso Quesada o Saulo Torón, los tres, además, trabajadores portuarios.
Estas pinceladas me sirven para dirigir el mirafondo hacia la dimensión social, cultural, económica y medioambiental que posee el mar para Canarias y en especial para Gran Canaria. He mencionado a artistas cuyo legado ha quedado grabado en libros y lienzos, pero quiero remarcar la herencia tantas veces anónima que nos han dejado los hombres y mujeres que durante siglos han convivido con las aguas que nos rodean, porque estas personas han escrito nuestra historia con tinta ensalitrada. Me viene a la cabeza la memoria de los barcos saliendo del refugio al amanecer mientras las primeras luces del día encendían las fachadas de las casas de los barrios altos, pintadas con la misma pintura que protegía el casco de los botes pesqueros. Pienso en aquel saber marinero, el que conocía los manantiales de los riscos entre La Aldea y Veneguera y de los que se servían cuando se acaba el agua a bordo. Era una muestra del cordón umbilical establecido entre la costa y la tierra en Gran Canaria.
El Cabildo es consciente de la importancia del medio marino para un territorio que no solo mira, protege, vive y ama el mar, sino que además está definido por su condición de isla rodeada de mar. Así ha sido desde que emergió de su fondo y llegó a ser el escenario de una aventura humana con rasgos únicos y marcadamente atlánticos. Somos orilla y somos horizonte porque somos una entidad social en medio de las aguas. En este contexto, sobresalen en la superficie dos elementos que me parecen fundamentales. El primero es que no podemos ser una nave a la deriva. En segundo lugar, y como subrayan cada vez más voces científicas, el futuro será azul o no será. Precisamente por eso, nuestro proyecto de Ecoísla se apoya cada vez con más fuerza sobre las actividades relacionadas con el medio marino para levantar una isla autocentrada y sostenible con una combinación de usos tradicionales, estrategias insulares y tecnologías de última generación.
Es, además, el mejor puerto de salida para nuevas e ilusionantes oportunidades de formación y empleo en el ámbito de la economía azul, para la diversificación, la seguridad hídrica o la soberanía alimentaria. Y, por supuesto, para seguir la hoja de ruta de quienes nos precedieron y nos dejaron su ejemplo de relación con el mar, con este ser cambiante, vivo, a veces irascible, pero siempre generoso, que nos abraza y nos condiciona, pero que nos ofrece al mismo tiempo opciones tan infinitas. Las mareas de las agendas insular e internacional nos conducen hacia un mismo lugar y revelan el liderazgo de Gran Canaria en el desarrollo de la economía azul (que hoy supera el 8% del PIB insular) las políticas de conservación del medio marino y la adaptación a los efectos sobre los enclaves costeros del cambio climático, además de como foro para el debate.
Gran Canaria acogió recientemente las I Jornadas Internacionales sobre Áreas Marinas Protegidas del Atlántico Centro Oriental. En este marco, tuve la ocasión de exponer, ante una nutrida comunidad científica y de especialistas, el crecimiento de las iniciativas sectoriales relacionadas con el medio marino.
Uno de los proyectos más ilusionantes es la creación del Parque Nacional de Guguy que, además de la protección de un cardonal y tabaibal único en el mundo, abarca un espacio marino de gran valor que distinguirá a este enclave como el primero de España que combina espacios terrestres y marinos. Su modelo combinado se aprovecha de la experiencia y el espíritu de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, que celebra en junio su vigésimo aniversario. Incluye más de 30.000 hectáreas marinas y ha sido nuestro faro para no encallar en el olvido y tener presente el necesario equilibrio entre la actividad humana y el mar. En otros tiempos, según atestigua la toponimia, hubo quien recorría el pie de los acantilados en busca de ámbar, el oro del oceáno. Hoy sabemos que avanzar económicamente en azul es un tesoro al alcance de la mano.
El Gobierno de la isla rema a favor de la economía azul en estrecha relación con la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, una fuente permanente de investigaciones que contribuyen a su protección y sostenibilidad, al igual que el Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global, el Instituto Canario de Ciencias Marinas o el Banco Español de Algas. Esta concentración de conocimiento de la que puede presumir la isla cristaliza también en el Instituto Universitario ECOAQUA.
Estamos impulsando el puerto de Taliarte como un espacio clave para la investigación, la pesca tradicional, la acuicultura y los deportes náuticos. Ahí comprobamos hace muy poco las oportunidades laborales que se abren para nuestra juventud en las jornadas de puertas abiertas del centro de entrenamiento marítimo del Grupo Stier.
En la última década, el Cabildo ha contribuido a extender este mar de conocimiento con ayudas directas a entidades que desarrollan actividades de I+D+i en el medio marino, incluido el apoyo a la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) para la contratación de personal altamente especializado. Igualmente, hemos colaborado con el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) en el desarrollo de proyectos tecnológicos en materia de desalinización, además de financiar programas para potenciar el talento científico. Por otro lado, el proyecto Bioasis del Cabildo en la Incubadora de Alta Tecnología en Biotecnología Azul y Acuicultura respalda a más de 30 empresas emergentes que desarrollan propuestas innovadoras.
Nuestro puerto de La Luz y de Las Palmas reafirma su liderazgo en el Atlántico Medio. Hemos crecido casi un 10% en TEUS/Contenedores, un 7, 22% en mercancía en general y un 22,84% en avituallamiento. Gran canaria se consolida en Canarias y en el Atlantico Medio como centro neurálgico del transporte, la logística y los servicios portuarios. Fimar nos mostrará, igualmente, a principios del próximo mes, otras maneras de relacionarnos con el océano a través de la náutica o los deportes marinos donde somos líderes mundiales, donde tantos triunfos internacionales hemos alcanzado.
También en fechas muy recientes, tuve ocasión de presentar la planta fotovoltaica de la Cofradía de Arguineguín, dentro del plan insular para hacer más rentables y sostenibles las instalaciones del sector primario. La pesca tradicional y la acuicultura emergente conforman un binomio clave para la protección y la soberanía alimentaria. El goteo es incesante. Y, poco a poco, se convierte en una ola que llega a la orilla para remover cimientos y crear otros nuevos. En 2027 será realidad el centro polifuncional para el desarrollo de actividades innovadoras en servicios marítimos y portuarios que promueve en el puerto la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (Spegc). Y, junto a la Autoridad Portuaria y el ITC, participamos en el proyecto de la planta de producción de hidrógeno verde destinada al tráfico en el Puerto de la Luz. Igualmente, Gran Canaria ha sido elegida como el primer lugar de España para implantar la eólica marina, que potenciará también nuestra industria naval.
Hay un cofre de especial valor bajo las aguas que nos bañan. Porque dentro se esconde una llave crucial para nuestra supervivencia. Las aguas desaladas del proyecto Salto de Chira no solo nos proporcionarán seguridad energética y una penetración de las renovables que rondarán el 60%. Los caudales excedentarios que regarán las cuencas de la cumbre procederán del mar. Y encuentro algo especialmente sugerente en ello, ahora que sabemos, gracias a los estudios del convenio entre el Cabildo y la ULPGC sobre el poblamiento y la evolución humana de la zona declarada Patrimonio Mundial, que la población aborigen incorporó a su alimentación lapas y otros recursos marinos.
El tiempo es cíclico. Pero también se agota. Y el tiempo para hacer frente a los retos del calentamiento global es ahora. Si no cuidamos el mar, estaremos hablando de hacer castillos en el aire. O, mejor dicho, castillos sobre la arena que se llevará el ascenso del nivel de los océanos. Literalmente. Este año, el Seminario de Comarcas Sostenibles de la Mancomunidad del Sureste se centró justamente en este hecho. En su inauguración, subrayé que el nivel del mar está aumentado en Canarias a un ritmo de entre 2,5 y 3,5 milímetros al año, a lo que se suma la progresiva elevación de la temperatura.
Los factores de riesgo costero son una parte esencial de la estrategia de adaptación y mitigación al cambio climático del Cabildo, que además despliega ahora mismo actuaciones concretas. Es el caso del LIFE COSTAdapta para una intervención integral de adaptación basada en soluciones naturales, participación ciudadana y tecnología avanzada de simulación costera. O del proyecto Natalie para ejecutar el primer Sistema Urbano de Drenaje Sostenible (SUDS) insular a gran escala, una infraestructura verde para gestionar el agua de lluvia y adaptarnos a fenómenos meteorológicos extremos. Cada euro invertido en prevención puede evitar hasta 14 euros en costes de reparación y recuperación, si actuamos a tiempo. El coste de no hacer nada, o de llegar tarde, es infinitamente mayor.
Nuestra participación en la Misión de Adaptación de la UE refleja ese compromiso, evidenciado en la presencia de una delegación del Cabildo en la reunión de Wroclaw (Polonia) el pasado 20 de mayo. Tengo otras fechas subrayadas en el calendario. El próximo 8 de junio es el Día Mundial de los Océanos. Y el día 9 comienza la Conferencia de la ONU sobre los Océanos en busca de un acuerdo global para mares más saludables. Aquí, en Gran Canaria, ya hemos clavado esa bandera en el arenal. Nuestro futuro será azul o no lo será.
Antonio Morales Méndez
Presidente del Cabildo de Gran Canaria