La banda delictiva seguía un modus operandi bien definido, y sus miembros tenían roles concretos: había dos “líderes” con vínculos estrechos con el fútbol profesional, jugadores de fútbol que facilitaban información privilegiada para influir en los partidos, conseguidores que proporcionaban identidades para participar en las apuestas en línea, y mulas que realizaban apuestas y recogían el dinero del premio.
Los miembros de la red actuaban con precaución: encriptaban sus comunicaciones, combinaban apuestas en persona y en línea, y escalonaban las apuestas para no ser descubiertos por la policía.
El Centro de INTERPOL contra la Delincuencia Financiera y la Corrupción envió un equipo especializado para prestar apoyo operativo y analítico sobre el terreno, cotejar los datos con las bases de datos de INTERPOL, e investigar los vínculos internacionales que pudiera haber.
El Equipo Especial de INTERPOL contra el Amaño de Partidos seguirá analizando la información y apoyándose en su red internacional de especialistas a medida que avance la investigación
