El último día del pasado noviembre se celebró el tercer pleno extraordinario de ese mes. No es algo coyuntural sino una costumbre ya del grupo de gobierno organizar estos plenos, fundamentalmente para aprobar facturas atrasadas, como si la organización de cada una de estas reuniones no costara dinero al ciudadano. El tripartito actúa desde hace tiempo ante la gestión diaria que debe ser la base de la política municipal como el estudiante poco aplicado que va dejando el trabajo regular y solo se pega un atracón el día antes del examen. Y claro, no es de extrañar que así lleguen malos resultados.
Pero en este último Pleno decidieron lucirse e ir un poquito más allá en la capacidad de asombro que pueden provocar con su forma de gestión sin planificación, arbitraria, a trompicones y con tintes de autobombo y electoralismo. Hasta tal punto que por primera vez prevé casualmente en año electoral adelantar el dinero a los grupos para las fiestas de 2023.
En definitiva, que el tripartito ha convocado este pleno para aprobar un desembolso de 2,28 millones de euros a favor de la Sociedad de Promoción para hacer frente a gastos que no estaban previstos y que incluyen casi 600.000 euros para saldar deudas con algunas fiestas populares y 1,69 millones más para los gastos del pasado Carnaval. ¿Cómo es posible que se sigan sacando concursos sin partida presupuestaria y dónde ha ido el dinero del Carnaval si la mayoría de los actos ya estaban previstos y no ha habido fiestas de día ni mogollones?
Con esto sumamos casi 4,2 millones desembolsados, lo que supone que el año que más descafeinadas han sido las fiestas se ha gastado más del doble de lo habitual hasta coronarse como el Carnaval más caro de la historia de Las Palmas de Gran Canaria. Y mientras se apuesta todo a las fiestas y los voladores se ignoran otras necesidades básicas de la ciudadanía, desde movilidad a las infraestructuras o la limpieza, por citar sólo tres.
Vaya por delante que soy muy carnavalera, quien me conoce lo sabe, y apoyo cualquier medida que sirva para mejorar una fiesta que amo profundamente. Por eso la concejala tuvo mi apoyo cuando quiso celebrar las Carnestolendas en dos fases por la pandemia, con las galas en febrero y algunas fiestas en la calle en verano, para tener, según sus palabras, el Carnaval que nos merecíamos. Y la verdad que me arrepiento de mi apoyo porque creo que esto no es lo que nos merecíamos ni la gestión del gasto ha sido la correcta.
Ni siquiera puede decirse que el incremento haya llevado aparejados estudios o proyectos para crear el Museo del Carnaval o resolver los problemas reales existentes por la desafección creciente de los ciudadanos.
La Gala de la Reina cada año funciona peor. Hay que darle una repensada igual que a la Gran Dama o a la Reina Infantil. La única que funciona es la Gala Drag. Y esto se explica desde la transgresión que identifica a la propia fiesta y el sentido del espectáculo que tienen sus participantes.
Respecto a la Cabalgata, las carrozas se han convertido en negocios y bebederos y la imagen y el atractivo del desfile ha dejado de importar. Hay que buscar fórmulas para que todos se diviertan pero no se pierda lo verdaderamente importante, que es el Carnaval en la calle. Me da una enorme tristeza escuchar cada vez más que hay que ir a Santa Cruz de Tenerife para disfrutar y que sea el referente actual de muchos carnavaleros.
Así pues el año en el que se ha duplicado prácticamente el presupuesto del Carnaval ni se han hecho actos memorables ni se han destinado fondos a estudiar y reorientar los problemas actuales que presentan las fiestas.
Ya lo dijimos en un Pleno de 2020 y lo repetimos ahora porque tiene la misma o mayor vigencia que entonces en esta suerte de día de la marmota en la que vive sumido el Ayuntamiento capitalino. El Carnaval es un motor económico para crear empleo que ayude a la economía de esta ciudad y de sus vecinos. Es momento de cuidarlo y mirar a fondo la Sociedad de Promoción, que se gestiona de forma tan opaca. Es necesario que se nos presenten memorias de actividades con la calidad que se merecen los eventos de esta ciudad. Cada euro que se gaste debe estar justificado.