En la madrugada del domingo, el puerto de Arguineguín fue testigo de un hecho singular en la continua crisis migratoria que afecta a las costas canarias.
Entre los 220 migrantes que arribaron en una embarcación precaria desde las costas africanas, destaca la presencia de un hombre joven albino, el primero de esta condición que se ha registrado en las llegadas al archipiélago.
Este hecho no solo resalta la cruda realidad migratoria que enfrenta la región, sino que también pone de manifiesto los desafíos específicos que las personas albinas enfrentan en algunas zonas de África.
En muchos países africanos, las personas con albinismo son víctimas de discriminación, supersticiones y, en casos extremos, de actos violentos motivados por creencias ancestrales que consideran que sus cuerpos tienen poderes mágicos.
El joven, que se encontraba visiblemente agotado tras la travesía de varios días en el mar, fue atendido junto con los demás migrantes por el equipo de la Cruz Roja, que le proporcionó atención médica y primeros auxilios.
Fuentes humanitarias indicaron que el estado de salud del inmigrante albino es estable, aunque la exposición al sol durante la travesía en alta mar representa un riesgo significativo para personas con albinismo, debido a su alta sensibilidad a la radiación solar.
El arribo de este migrante pone en evidencia una faceta aún más compleja de la migración africana. En muchas comunidades rurales de África subsahariana, las personas con albinismo viven en constante miedo debido a las supersticiones y mitos que rodean su condición genética. Algunas de estas creencias alimentan prácticas atroces, como el tráfico de partes del cuerpo para ritos de brujería, lo que empuja a muchos albinos a huir de sus países de origen buscando refugio y protección.
Imágenes TV canaria