Lo que debería ser un momento de relax durante las vacaciones se ha convertido en una auténtica batalla en muchos hoteles de las islas. Varios turistas han comenzado a dormir en las hamacas o levantarse de madrugada para colocar su toalla y garantizarse los mejores sitios junto a la piscina al día siguiente.
El fenómeno, conocido popularmente como la “guerra de la hamaca”, no es nuevo, pero este verano ha vuelto a generar quejas entre huéspedes. “Bajas a las ocho de la mañana y ya no queda ni una tumbona libre, todas tienen toalla, aunque nadie las esté usando”, comenta una turista alemana en el sur de Tenerife.
Ante estas situaciones, algunos hoteles en Canarias han decidido endurecer sus normas. En ciertos complejos, el personal de piscina retira las toallas si las hamacas permanecen vacías durante más de 30 o 60 minutos. Otros incluso han colocado carteles recordando que las tumbonas son de uso libre y no pueden reservarse.
La polémica está servida: mientras algunos visitantes consideran que madrugar o “guardar sitio” con una toalla forma parte del ritual vacacional, otros lo ven como una falta de respeto hacia el resto de clientes.
Lo cierto es que, entre el calor, el turismo masivo y la alta ocupación hotelera, las hamacas en Canarias se han convertido en un bien tan preciado como escaso.