Arminda, madre del joven futbolista ingresado recientemente tras sufrir un atropello, se ha convertido en un símbolo silencioso de fortaleza y esperanza. El jugador, actualmente en coma inducido como parte del protocolo médico para reducir la inflamación cerebral provocada por el fuerte golpe en la cabeza, permanece bajo estricta observación médica.
Cada día, sin falta, Arminda entra a la habitación y se acerca a su hijo. Se inclina junto a él, le toma la mano y le susurra con una convicción conmovedora: “Este partido lo vas a ganar.” Son palabras sencillas, pero cargadas de significado, que reflejan no solo el amor de una madre, sino la fe inquebrantable en la recuperación de su hijo.
“El fútbol nos ha enseñado que se lucha hasta el último minuto. Y yo sé que él va a salir adelante”, comentó Arminda en medio de un ambiente de profunda emoción.
El entorno del jugador, su familia, amigos, compañeros de equipo y cuerpo técnico, se mantienen unidos en cadena de apoyo y oración. Desde el club, las muestras de solidaridad no han cesado, y se ha puesto a disposición de la familia todo el acompañamiento necesario durante este difícil proceso.
Mientras los médicos continúan con los esfuerzos clínicos y la evolución del joven se monitorea con cautela, el mensaje de su madre resuena con fuerza: este partido, quizás el más difícil de su vida, también puede ganarse. Y no está solo en el campo.