
La coordinadora provincial del Partido Animalista PACMA en Las Palmas ha denunciado este lunes lo que considera «uso indiscriminado y negligente» de veneno en el barranquillo de Tenoya, en la capital grancanaria. Afirma que esta actuación, autorizada por el propio Ayuntamiento, ha puesto en grave riesgo a la fauna silvestre, los animales domésticos y una colonia felina registrada en la zona, además de provocar contaminación ambiental.
El pasado lunes 27 de octubre, dos operarios fueron vistos lanzando veneno en bolsas de cereal a lo largo del barranco, entre los dos puentes de la calle Almatriche, “como quien esparce millo para palomas”, describe la coordinadora. En apenas unos metros, se habrían arrojado más de un centenar de bolsas con sustancias tóxicas.
Al ser interpelados por los vecinos, los trabajadores aseguraron que actuaban por orden del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, como parte de una campaña de control de plagas. Desde el Área de Salud Pública se confirmó telefónicamente que la actuación estaba autorizada bajo su supervisión, indicando que quienes no estuvieran conformes podían presentar una denuncia.
Ante esta respuesta, los vecinos contactaron con el Cabildo de Gran Canaria (Área de Medio Ambiente), la Policía Local y la Guardia Civil, ante la que se presentó una denuncia formal. El martes 28 de octubre, agentes de Medio Ambiente acudieron a la zona y retiraron el veneno de las áreas accesibles, tras constatar la peligrosidad de la intervención.
PACMA advierte de que este tipo de prácticas constituyen una amenaza directa para la biodiversidad insular y puede afectar también a especies protegidas o vulnerables, además de contaminar el suelo y el agua, con posible repercusión marina. También suponen un riesgo evidente para las personas que transitan por el barranco con niños o animales.
El Partido Animalista exige una investigación exhaustiva y la depuración de responsabilidades por esta actuación, instando al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria a suspender el uso de venenos y sustituirlos por métodos no letales, como el control ecológico y preventivo de poblaciones.
