Gran Canaria, una de las islas más emblemáticas del archipiélago canario, ha lanzado su candidatura para albergar partidos del Mundial de Fútbol 2030, un evento que celebrará el centenario de la Copa del Mundo. Las autoridades locales aseguran que la isla cuenta con todos los recursos necesarios para hacer frente a un evento de esta magnitud, destacando su infraestructura hotelera, las instalaciones deportivas y la belleza de sus paisajes naturales.
Sin embargo, en un primer vistazo, el estado de algunos de sus espacios públicos deja mucho que desear.
Un claro ejemplo de ello son las playas de la isla, que, en algunas zonas, presentan un deterioro preocupante. Con torres de vigilancia deterioradas, como la que se observa en la playa de la capital, y residuos dispersos por la arena, la imagen de la isla podría no ser la más atractiva.
La torre de vigilancia amarilla, situada en una de las playas más transitadas, muestra una ventana tapada por un panel de madera, mientras que la basura alrededor denota un aparente descuido en su mantenimiento.
Esta imagen contrasta con la imagen idílica que se pretende vender desde las administraciones públicas para captar la atención de los ojos del mundo entero.
Aunque la isla dispone de estadios y un clima envidiable, las condiciones del entorno en ciertas zonas podrían representar un obstáculo importante en el proceso de selección.
Si Gran Canaria quiere ser parte del sueño de albergar el Mundial 2030, será clave mejorar el mantenimiento de sus espacios públicos, garantizar la limpieza y restaurar la infraestructura deteriorada.